A la hora de desarrollar una aplicación, web o herramienta software, pensamos irremediablemente en la programación. Pero ¿eso es lo que es low code? ¿Es un lenguaje de programación más? ¿Tiene ventajas sobre el resto? ¿Cómo funciona? La próxima gran revolución ya está aquí y está cambiando la forma en la que los negocios de todo el mundo afrontan sus procesos.
Lo que es low code
Si lo tradujéramos literalmente, low code viene a ser “poco código” (lo que en la práctica significa poca programación). Ese es el verdadero punto revolucionario: el de una plataforma que permite desarrollar aplicaciones o programas informáticos con apenas unos conocimientos básicos de programación (conocimientos generales, además).
En lugar de líneas y líneas de código ocupando toda la pantalla, low code contiene un arsenal de elementos visuales. Estos funcionan como módulos que es posible concatenar para crear una secuencia lógica que resuelva el problema planteado.
Eso no significa que la programación desaparezca por completo (aunque es posible). Normalmente el low code ahorra entre un 70 y un 80% del código habitual en el desarrollo de una aplicación media. Eso se traduce en que aún deberemos programar en torno a un 25% de nuestro código. Aun así, la ventaja es evidente.
Para aquellos profesionales habituados a programar esto se traduce en mayor rapidez. Para aquellos usuarios que no lo son existen soluciones llamadas no code que hacen precisamente eso, no utilizar nada de código. En este caso, eso sí, la versatilidad es algo menor ya que el sistema se basa únicamente en módulos predefinidos sin posibilidad de personalización.
La verdadera potencia
Durante la década de los años 90 empezaron a aparecer arquitecturas que permitían una programación menos densa y más basada en lo visual. Sin embargo, no ha sido hasta los primeros años del nuevo milenio cuando hemos podido disfrutar de la auténtica potencia de lo que es low code.
Para empezar, como ya hemos comentado, low code utiliza una interfaz gráfica para permitir la construcción de aplicaciones. Esto facilita enormemente la forma de trabajar. Ahora pasamos a un enfoque modular en el que podemos arrastrar y soltar paquetes ya desarrollados que, en un orden lógico que diseñemos, son capaces de funcionar como apps.
Como ya hemos visto, estos paquetes permiten un cierto grado de personalización (programación), de modo que la potencia de la herramienta aumenta exponencialmente al grado de complejidad que añadamos a ese código.
Esta forma de trabajo permite la construcción de aplicaciones de una manera más sencilla, pero sobre todo más rápida. El ahorro de tiempo puede ser de hasta un 70% comparado con la programación tradicional. Y ya sabemos que el tiempo es dinero.
Todo son ventajas
Si la facilidad para programar desde cero soluciones para cualquier empresa no fuera poco, las ventajas de lo que es low code van incluso más allá.
La reutilización de módulos es una de sus grandes virtudes. Ya sean aquellos que vienen por defecto, u otros creados expresamente para una app, los módulos de las plataformas low code se pueden reutilizar infinitamente. Existe una enorme colección de plugins, widgets y plantillas a disposición de los desarrolladores. Incluso existen tiendas que ofrecen sus módulos (gratis y de pago) y repositorios en las empresas para que los empleados puedan acceder a los recursos que ya están creados.
El acceso a la nube es otra de las grandes ventajas del low code. Gracias a esta funcionalidad, actualizar una base de datos o incluso realizar cambios no implica reprogramar ni reinstalar nada. Las tareas de mantenimiento también son más sencillas e interfieren menos en el día a día de la empresa. Menos interrupciones, menos tiempo perdido, más ahorro.
Un sinfín de posibilidades
Como hemos visto, la abrumadora cantidad de facilidades que ofrece low code para desarrollar aplicaciones ofrece un enorme abanico de posibilidades. Ya sean aplicaciones web, móvil o de escritorio; de finanzas, recursos humanos o gestión; para la administración pública o entes privados… Low code es la solución de futuro que ya está funcionando hoy.
Su velocidad, sencillez, reducción de costes, flexibilidad y facilidad de uso hacen de esta una de las herramientas más potentes de la actualidad. La alternativa a la programación convencional que ha llegado para quedarse.